Deja de comportarte como un perro. ¡Compórtate como un león!

diciembre 03, 2024

Te habrá pasado alguna vez (o muchas veces) de encontrarte atrapado en un pensamiento o emoción. Por ejemplo de sentirte enojado o enfadado con alguien y perseguir este sentimiento durante todo el día e incluso por más tiempo.

Le das mil vueltas en tu cabeza, lo dejas un segundo y al siguiente ya estás aferrándote a él otra vez. No te hace sentir bien, lo sabes, pero tu mente no para de volver a revivir este sentimiento. Está pegado a ti.
Por cuánto te esfuerces en pensar en otra cosa o de practicar alguna actividad para evadir un poco, el enojo o el enfado te están esperando a la vuelta de la esquina. Y mientras él crece dentro de ti, tu alegría se esfuma y cualquier sentimiento de satisfacción se evapora.

Poco a poco te vuelves miserable. Indudablemente necesitas ayuda y el consejo es "Deja de comportarte como un perro. ¡Compórtate como un león!"

Un famoso lama tibetano, Nyoshul Khen Rinpoche, solía usar esta metáfora para enseñar a sus discípulos cómo tratar los pensamientos y las emociones. 

Cuando le lanzas una piedra a un perro, él perro persigue la piedra.
Así es cómo actúas tu cuando persigues cada pensamiento y cada emoción. Juegas con ello, te aferras a ello, piensas sobre ello, te enganchas a ello. Le das vueltas una y otra vez, justificas tu pensamiento inventando mil razones para sentirte enojado y al final te conviertes en tu pensamiento. Persigues tu sentimiento de enojo tal como el perro persigue la piedra.

Cuando le lanzas una piedra a un león, a este no le importa en absoluto la piedra. En cambio se dá la vuelta para ver quién está tirando la piedra.

La metáfora sugiere entonces que tienes dos opciones:
- puedes pasar tu vida persiguiendo piedras, tus emociones y sentimientos,
- o darte la vuelta y mirar quién está tirando piedras, tu mente, la que origina tus emociones y sentimientos.   

Así pues dirígete a tu mente, contrólala, todo lo que necesitas es una mente disciplinada. 
¿Como hacerlo? ¡Medita!
En lugar de aferrarte a tu emoción perturbadora, sé consciente de ella, obsérvala. En este momento en que te paras a observar, el sentimiento desvanece. Exhala y descansa. Al rato regresará, entonces vuelve a observar nuevamente. Exhala y descansa.
Con la práctica, esta emoción negativa perderá fuerza, se debilitará y será más fácil despegarse de ella. 
La meditación hará que tu mente sea más flexible y te será más fácil mantenerte en el presente sin ser perturbado por ningún sentimiento o emoción que pueda surgir. 

Al llegar a conocer tu mente y cómo dominarla, podrás descubrir una sutil sensación de bienestar que no puede ser sacudida pase lo que pase.

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