Nada es para siempre: reflexiones sobre la impermanencia

noviembre 11, 2024

 "No es la impermanencia lo que nos hace sufrir.
Lo que nos hace sufrir es querer que las cosas sean permanentes cuando no lo son."
- Thich Nhat Hanh -


Las cosas cambian y se transforman, todo nace y muere. 

Vemos enfermedad, vejez, cambios de estaciones, cambios de nuestra emociones, cambios en la sociedad y en el clima. 

Absolutamente todo está sujeto a una transformación y es una bendición ya que si todo fuera permanente no habría vida alguna, el nacimiento y el crecimiento resultarían imposibles.

Tenemos que educarnos a la idea de la impermanencia y estar listos para la perdida porque nada en el universo es permanente, todo está en constante cambio y movimiento, las cosas se van y no son para siempre.

Si seguimos pensando en que un objeto, una personas, una mascota, una idea, será para siempre, nos hará feliz y dará sentido a nuestras vidas, estamos condenados al sufrimiento porque nada dura.

El apego es lo que nos hace sufrir. Buscar una felicidad duradera en cosas que son transitorias nos hace sufrir. Nuestros familiares, amigos y relaciones algún día ya no estarán a nuestro lado, nuestro trabajo, nuestros pensamientos y emociones no durarán para siempre. Podemos perder el dinero, la salud, la casa, todo cambia a cada instante. Así que creer y querer que todas estas cosas sean permanentes cuando no lo son es lo que nos hace sufrir.

Una vez seamos capaces de ver la impermanencia claramente, empezamos a ver que no nos podemos apegar a nada de lo que existe. Cuando asumimos la temporalidad de todas las cosas, surge la comprensión que es fútil el aferrarse a algo ya que todas las cosas vienen y van en la vida, tanto las cosas buenas como las malas. 

Podemos entonces aceptar y relajarnos ante una experiencia sabiendo que es transitoria y dejar de resistirnos al cambio sabiendo que es inevitable.

Si aprendemos a renunciar o al menos a disminuir nuestro apego hacia los resultados, deseos y expectativas y aceptar lo que nos depara el destino, conseguiremos más equilibrio y serenidad.

Cuando aprendemos a soltar, a dejar ir, tendremos más paz. 

De acuerdo con Ajahn Chah, “Si dejas ir un poco, tendrás un poco de paz. Si dejas ir mucho, tendrás mucha paz. Si dejas ir completamente, tendrás la paz completa”. 

Cuantos menos apegos tengas, más libre caminarás.


“Recuerda que todo pasa. Ningún acontecimiento ni ninguna emoción son permanentes. Como el día y la noche; hay momentos de alegría y momentos de tristeza. Acéptalos como parte de la dualidad de la naturaleza porque son la naturaleza misma de las cosas.”



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