Observa tu mente y no te apegues a nada

marzo 07, 2025

Estas son algunas preguntas que los monjes occidentales hicieron a Ajahn Chah, monje budista tailandés de la tradición Theravāda, conocido por su influencia en la enseñanza de la meditación en Occidente. Estás preguntas están relacionadas con el contexto monástico pero son útiles para todos los que practican la meditación y siguen el mensaje del Buda. 

¡Espero que te gusten!

   

Estoy procurando practicar duramente, pero parece que esto no me lleva a ninguna parte.

Pero, precisamente esto es muy importante: que con la práctica, no procures llegar a lugar alguno. El mismo deseo de estar libre o iluminado, será el que te impedirá liberarte. Puedes procurar practicar tan duro como quieras, practicar ardientemente de día y de noche, pero si lo sigues haciendo con el deseo de lograr algo en tu mente, nunca vas a encontrar la paz. La fuerza de este deseo, será la causa de la duda y la inquietud. No importa por cuánto tiempo practiques ni cuán dura sea tu práctica, la sabiduría no va a surgir a partir del deseo. Así que, simplemente, déjalo ir. Mira la mente y el cuerpo atentamente, pero no procures alcanzar algo. No te apegues ni siquiera a la práctica de la iluminación.


¿Es recomendable leer mucho o estudiar las escrituras como parte de la práctica?

El Dhamma del Buda no se encuentra en los libros. Si quieres realmente ver por ti mismo qué es lo que el Buda enseñó, no necesitas molestarte con los libros. Observa tu propia mente. Examínala para ver cómo las sensaciones van y vienen, cómo los pensamientos van y vienen. No te apegues a nada. Solamente sé consciente de cualquier cosa que esté ahí para ser vista. Éste es el camino de la verdad del Buda. Sé natural. Cualquier cosa que hagas en tu vida aquí, es una oportunidad para practicar. Todo esto es el Dhamma. Cuando haces tus tareas, trata de estar consciente. Cuando vacías la escupidera o limpias el baño, no creas que lo estés haciendo como un favor para alguien más. Hay Dhamma en vaciar el escupidero. No creas que sólo estás practicando mientras te sientas con los pies cruzados. Algunos de vosotros os quejasteis que aquí no hay suficiente tiempo para meditar. Pero, ¿hay suficiente tiempo para respirar? Esta es tu meditación: la atención consciente, la naturalidad en todo lo que haces.


¿Qué pasa con las dudas? Algunos días estoy plagado de dudas acerca de mi práctica o de mi progreso, o de mi maestro.

Dudar es algo natural. Todo el mundo empieza con las dudas. Puedes aprender muchísimo de ellas. Lo importante es que no te identifiques con tus dudas, es decir, no te quedes atrapado en ellas. Esto va a envolver tu mente en un círculo vicioso. En vez de esto, observa todo este proceso de la duda y de incertidumbre. Mira quién es él que duda. Mira cómo las dudas llegan y se van. Entonces, no serás más la víctima de tus dudas. Podrás alejarse de ellas y tu mente quedará en paz. Puedes observar cómo todas las cosas llegan y se van. Solamente suelta aquello a lo que estás apegado. Suelta las dudas y sólo observa. Es así cómo termina la duda.


¿Qué pasa con otros métodos de práctica? En estos días parece que hay demasiados maestros y demasiados diferentes sistemas de meditación, lo cual crea confusión.

Esto es como entrar en una ciudad. Uno puede acercarse a ella desde el norte, desde el sudeste, desde diferentes caminos. Frecuentemente, estos sistemas sólo difieren externamente. Si tú caminas de una manera u otra, rápido o despacio, no importa: si lo haces atentamente, da lo mismo. Hay un punto esencial, al cual toda buena práctica tiene que llegar finalmente: el no-apego. Al final, todos los sistemas de meditación deben dejar ir. Tampoco uno puede apegarse al maestro. Si un sistema da lugar al renunciamiento, al no-apego, entonces se trata de una práctica correcta.

Tú puedes tener deseo de viajar para visitar a otros maestros y probar a otros sistemas. Algunos de vosotros, de hecho así ya lo hicisteis. Este es un deseo natural. Pero vais a encontrar que ni las miles de preguntas que hicisteis ni el conocimiento de muchos sistemas os va a acercar a la verdad. Finalmente, os vais a aburrir. Vais a ver que solamente parando y examinando vuestra propia mente podéis hallar aquello de lo que el Buda habló. No hay necesidad de ir a buscar afuera. Al final, tendréis que retornar, para encontraros cara a cara con vuestra propia naturaleza. Es ahí dónde podéis entender el Dhamma.


¿Es necesario estar sentado por largos periodos de tiempo?

No, estar sentado por largas horas no es necesario. Algunas personas piensan que mientras más tiempo permanezcas sentado, más sabio tendrás que ser. ¡Yo he visto a las gallinas sentadas en sus nidos por días enteros! La sabiduría surge de estar consciente en todas las posturas. Tu práctica debería comenzar cuando te despiertas por la mañana temprano. La misma debería continuar hasta que otra vez caigas en sueño. No te preocupes acerca de cuánto tiempo puedas permanecer sentado. Lo único importante es que te mantengas alerta, sea que trabajes, estés sentado o vayas al baño.

Cada persona tiene su propio ritmo. Algunos de vosotros moriréis a la edad de cincuenta años, otros a los sesenta y cinco y otros a los noventa. Así también, vuestra práctica no puede ser idéntica en todo. No penséis ni os preocupéis de esto. Tratéis de estar atentos y dejad que las cosas tomen sus causes naturales. Entonces, vuestra mente llegará a estar cada vez más quieta en cualquier entorno. Llegará a estar tranquila como un claro estanque del agua en el bosque. Entonces, toda clase de maravillosos y extraños animales vendrán para tomar el agua del estanque. Veréis claramente la naturaleza de todas las cosas (sankharas) del mundo. Veréis muchas maravillosas y extrañas cosas yendo y viniendo. Pero vosotros estaréis quietos. Los problemas van a surgir y vosotros veréis a través de ellos. Ésta es la felicidad del Buda.


Todavía tengo muchos pensamientos. Mi mente divaga mucho, aún cuando trato de estar atento.

No te preocupes de esto. Trata de mantener tu mente en el presente. Cualquier cosa que surja en tu mente, sólo obsérvala. Déjala ir. Ni siquiera desea estar libre de pensamientos. Entonces, tu mente alcanzará su estado natural. No discriminando entre lo bueno y lo malo, entre el frío y el calor o entre lo rápido y lo despacioso. No más, mío ni tuyo, ni el yo, en absoluto. Solamente observa que esto simplemente es. Cuando caminas para pedir limosnas no necesitas hacer nada especial. Simplemente camina y observa cómo es esto. No hay necesidad de apegarse al aislamiento o la reclusión. Comoquiera que seas, conócete a ti mismo siendo natural y observador. Si surgen las dudas, observa cómo van y vienen. Esto es muy simple. No esperes nada.

Es como si estuvieras caminando por una calle cuesta abajo. Periódicamente, te encontrarás con los obstáculos. Cuando encuentras los impedimentos, sólo obsérvalos y supéralos dejándolos ir. No pienses acerca de los obstáculos que ya has superado. Tampoco te preocupes acerca de aquellos que todavía no ves. Clávate en el presente. No te preocupes acerca de la longitud del camino o acerca del destino. Todo cambia. Dondequiera que pises, no te apegues a esto. Finalmente, tu mente alcanzará su balance natural, donde la práctica se vuelve automática. Todas las cosas vienen y van por sí mismas.


Si poner todo junto dentro de nuestro cuenco es importante, ¿por qué Usted mismo, como maestro, no lo hace? ¿No cree Usted que es importante para un maestro servir de ejemplo?

Sí, esto es cierto: el maestro debería servir de ejemplo para sus discípulos. No me importa si me estás criticando. Pregunta cualquier cosa que desees. Pero es importante que no te apegues a un maestro. Si yo fuera absolutamente perfecto en mi manera de ser externa, esto sería terrible. Todos vosotros estaríais demasiado apegados a mí. Hasta el Buda, a veces, decía algo a sus discípulos que hicieran y luego, hacía otra cosa. Tus dudas acerca de tu maestro pueden ayudarte. Deberías observar tus propias reacciones. ¿No pensaste que fuera posible que yo guardara algo de comida fuera de mi cuenco, en platos, para alimentar al laico que está trabajando en el templo?

La sabiduría es, para que la observes y la desarrolles. Toma de tu maestro lo que es bueno. Se consciente de tu propia práctica. Si yo descanso un rato y vosotros tenéis que estar de pie, ¿esto os hace enfadar? Si yo llamo “azul” al rojo o digo que un hombre es mujer, no me sigáis ciegamente.

Uno de mis maestros solía comer muy rápido. Y hacía un ruido mientras comía. Aún así, nos enseñaba a que debiésemos comer despacio y atentamente conscientes. Yo solía mirarle y esto me desconcertaba. Sufría, ¡pero él no! Yo estaba mirando hacia afuera. Luego aprendí. Algunas personas conducen muy rápido pero cuidadosamente. Otras, conducen despacio, pero causan muchos accidentes. No os apegáis a las reglas ni a las formas externas. Si observas a los demás, a lo sumo, un diez por ciento del tiempo y te observas a ti mismo el noventa por ciento, ésta es una práctica apropiada. Al principio, estaba mirando a mi maestro Ajan Tong Rath y tenía muchas dudas. La gente hasta pensaba que estaba loco. Él era capaz de hacer cosas muy extrañas o ser muy feroz con sus discípulos. Afuera, parecía enojado pero adentro no había nada. No había nadie ahí. Él era extraordinario. Permaneció con la claridad y la atención, hasta el momento de su muerte.

Mirar fuera de sí mismo es comparar, discriminar. De esta manera, no hallaréis la felicidad. Tampoco encontraréis la paz, ocupando vuestro tiempo en buscar al hombre perfecto o a un perfecto maestro. El Buda nos enseñó a mirar el Dhamma, la verdad; no a mirar la otra gente.


¿Qué pasa con la ira? ¿Qué debería hacer, cuando siento que surge la ira?

Tienes que usar el amor benevolente. Cuando los estados mentales de la ira surgen durante la meditación, balancéalos, desarrollando los sentimientos del amor benevolente. Si alguien hace algo mal o se vuelve airoso, tú no te vuelvas airoso también. Si lo haces, estarás siendo más ignorante que él. Se sabio. Mantén en tu mente la compasión por esta persona que está sufriendo. Llena tu mente del amor benevolente como si se tratara de un querido hermano. Concéntrate en el sentimiento de amor benevolente como objeto de tu meditación. Irrádialo hacia todos los seres del mundo. Solamente a través del amor benevolente se puede superar la ira.

Algunas veces, podrías ver a otros monjes comportándose mal, lo cual podría contrariarte. Este sufrimiento no es necesario. Éste no es aún, nuestro Dhamma. Podrías pensar esto: “Él no es tan estricto como yo. Ellos no son meditadores tan serios como nosotros. Aquellos monjes, no son monjes buenos”. Ésta es una gran impureza de tu parte. No hagas comparaciones. No discrimines. Deja ir tu opinión y observa tus opiniones, al igual que a ti mismo. Éste es nuestro Dhamma. No puedes hacer que cada uno se actote como tú quieras o como a ti te gustaría. Estos deseos solamente te harán sufrir. Este es un error común que comenten los meditadores, pero mirar a otra gente no puede desarrollar sabiduría. Simplemente, examínate a ti mismo y tus sentimientos. Así es cómo vas a tener el entendimiento.


Me siento somnoliento muchas veces. Lo que hace que me sea difícil meditar.

Hay diferentes maneras de superar la somnolencia. Si estás sentado en la oscuridad, muévete a un lugar iluminado. Abre tus ojos. Levántate y lava la cara o toma un baño. Si estás somnoliento, cambia la postura. Camina un poco. Camina hacia atrás. El miedo de tropezar con las cosas te mantendrá despierto. Si esto falla, estate quieto, clarifica la mente e imagina que estás en plena luz del día. O siéntate en el borde de un alto acantilado o un pozo profundo: ¡no te vas a arriesgar a dormir así! Si nada de esto funciona, entonces simplemente ve a dormir. Acuéstate cuidadosamente y trata de permanecer consciente hasta el momento de caer en el sueño. Luego, una vez despierto, levántate. No mires al reloj ni des vueltas. Empieza a estar atentamente consciente desde el mismo momento de tu despertar.

Si te encuentras somnoliento todos los días, trata de comer menos. Examínate a ti mismo. Tan pronto que comas unas cinco cucharadas y sientes que te están llenando, detente. Luego, toma agua hasta sentirte plenamente lleno. Ve y siéntate. Observa tu somnolencia y tu hambre. Tienes que aprender a balancear tu comida. A medida que tu práctica progrese, vas a sentirte naturalmente más enérgico y vas a comer menos. Pero tienes que ajustarlo tú mismo.


¿Cuál es el problema más grande de un discípulo nuevo?

Las opiniones. Los puntos de vista e ideas acerca de todas las cosas. Acerca de sí mismo, acerca de la práctica, acerca de la enseñanza del Buda. Muchos de aquellos que vienen aquí gozan de alta posición en su comunidad. Aquí hay ricos comerciantes o graduados universitarios, profesores u oficiales gubernamentales. Sus mentes están repletas de opiniones acerca de las cosas. Ellos son demasiado inteligentes para escuchar a otros. Esto es como el agua dentro de una taza. Si la taza está llena del agua sucia y estancada, es inútil. Solamente al echar esta agua afuera, la taza vuelve a ser útil. Vosotros tenéis que vaciar vuestras mentes de las opiniones, entonces podréis ver. Nuestra práctica va más allá de la inteligencia y la estupidez. Si tu piensas: “soy inteligente, soy rico, soy importante, entiendo todo acerca del budismo”, estás cubriendo la verdad del anatta o el no-yo. Todo lo que veréis será el yo, el ego, lo mío. Pero el budismo consiste en dejar ir al yo. La vacuidad, el vacío, el Nibbana.


Las impurezas, como la avidez o ira, ¿son meras ilusiones o son reales?

Son ambas cosas. Nosotros llamamos a las impurezas “lujuria” o “avidez”, “ira” o “falsa ilusión”, y éstos son solamente los nombres externos, las apariencias. Al igual que llamamos a un cuenco “grande”, “pequeño”, “bonito” o cualquier cosa. Esto no es la realidad. Es el concepto que creamos por el anhelo. Si deseamos un cuenco grande, a éste le llamaremos “pequeño”. El anhelo causa en nosotros la discriminación. La verdad, sin embargo, es meramente lo que es. Míralo de esta manera: ¿eres un hombre? Puedes responder “sí”. Ésta es la apariencia de las cosas. Pero realmente, eres sólo una combinación de elementos o grupos de los componentes cambiantes. Cuando la mente es libre, no discrimina. No existe lo grande, lo pequeño, tú ni yo. No hay nada: anatta, decimos nosotros, o el no-yo. Realmente, al final, no hay ni atta ni anatta.


Yo estuve desarrollando unos estados mentales muy apacibles durante la meditación. ¿Qué debería hacer ahora?

Esto es bueno. Hacer la mente apacible, concentrada. Usa esta concentración para examinar el cuerpo y la mente. Cuando la mente no está en paz, igualmente deberías mirarla. Entonces, conocerás la verdadera paz. ¿Por qué? Porque vas a ver la impermanencia. Hasta la paz tiene que ser vista como algo impermanente. Si te apegas a los estados mentales apacibles, vas a sufrir cuando no los tengas. Abandona todo, hasta la paz.


Fuente: El Venerable Ajahn Chah - “Questions and Answers” en Bodhinyana: A Collection of Dhamma Talks.  (18/06/2006)

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