No Te Quejes

febrero 12, 2021

Somos unos quejones. Nos quejamos por el frío, por la lluvia, por el demasiado trabajo o por el poco, por los kilos extras, por cualquiera pequeña molestia diaria y hasta por lo que hacen o dicen los demás.


Es probable que lamentarse sea el deporte más practicado. Es fácil, todos los hacen, es motivo de conversación y es un hábito.
Todos están cansados, estresados, angustiados, preocupados, afligidos, hartos y buscan pegas para cualquier cosa.

Quejarse es un entretenimiento que no conduce a ninguna parte, es simplemente una excusa para no pensar y para no tomar acción. Es como la ira o el enfado, ni mejora la vida ni soluciona los problemas.


Ejercicio práctico – No te quejes

Puesto que quejarse es un hábito, para parar esta mala costumbre hay que trabajar sobre el pensamiento antes de aparezca la queja. He empezado a practicar un ejercicio que me resulta muy efectivo aunque tenga que perfeccionarlo.

Lo que hago es elegir un día de la semana y escribir en mi diario el propósito o palabra del día «Hoy no me quejo de nada».

Repito en mi cabeza esta frase en cada momento, prestando atención al instante en la que estoy a punto de lamentarme por algo. En cuanto reconozco que el lamento está al acecho, rápidamente vuelvo a pensar en mi frase «Hoy no me quejo de nada».

Apunto mentalmente también la queja, cuando ha pasado, por qué me quejo, como lo hago y que siento al quejarme.

Es un ejercicio aparentemente sencillo pero de hecho no lo es en absoluto.
Me he quedado sorprendida de las cantidades de veces en las que estaba a punto de lamentarme por algo.

Me consideraba una persona bastante optimista y positiva, para nada quejona, pero me equivocaba. Quizás comparada a otras personas que pasan el día lamentándose salgo bastante bien pero tengo todavía que mejorar.

Algunas de las cosas de lo que me he quejado: un día porque había muchísimo viento y hacía frío, otro día porque tenía sueño, en una ocasión porque la gata había vomitado por todas partes, otra vez porque el banco seguía sin contestar a una solicitud, algunas veces por tener la mascarilla puesta, otras por tener agujetas y dolor en un hombro. Y la lista podría seguir con otras futilidades.

¡O sea, un sinfín de mini tonterías!

Repito este ejercicio mínimo una vez a la semana porque me hace sentir bien y pone las cosas en su justa perspectiva además de ayudarme a mejorar como persona.

¿De qué te quejas? La Divinidad te ha concedido lo más grande, lo más noble, lo más excelso, lo más divino de que disponía; el poder de hacer buen uso de tus opiniones y el de encontrar en ti mismo tus verdaderos bienes. ¿Qué más quieres? Vive, pues, contento y no ceses de agradecer y de rogar a un padre tan magnánimo y bondadoso.

Epicteto


Que he aprendido del ejercicio No te quejes

Lo que he aprendido es:

  • no puedo cambiar o controlar las cosas que no están bajo mi control
  • la aceptación de las cosas que no puedo cambiar o controlar es un alivio
  • a agradecer todas las cosas que tengo
  • cada día tengo que alegrarme por las cosas que pasan porque todo pasa y los días también
  • tengo que controlar más mis pensamientos y mis emociones (los verdadero saboteadores)
  • trabajar para afinar más mi conciencia, intentar vivir en cada instante en el aquí y ahora
  • puedo mejorar mi capacidad de observar las cosas de forma objetiva, sin juzgarla y sin etiquetarlas
  • yo soy la única responsable del malhumor auto infligido por la queja
  • es mi deber controlar mis acciones en todo momento
  • hay que vivir más sosegado, sonreír más y disfrutar más
  • apreciar cada situación, persona o acontecimiento

Seguiré añadiendo cosas a la lista en cuanto siga con este ejercicio.

Nota: Cualquiera puede probar este ejercicio pero necesitará estar familiarizado con la introspección, la observación de los pensamientos y la auto-critica.
La persona que no acepta meterse en juego y reconocer sus fallos y defectos difícilmente podrá sacar algo útil de este ejercicio.

 

Una vez llegada la desgracia, de nada sirve quejarse.

Esopo



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