Un viejo maestro zen contaba esta parábola:
Toda noche trae su día y todo día atrae la oscuridad. Sabiendo eso el hombre sabio no se alegra con la dicha ni se ve perturbado por la desgracia.
- octubre 27, 2025
- 0 Comments
Un viejo maestro zen contaba esta parábola:
Toda noche trae su día y todo día atrae la oscuridad. Sabiendo eso el hombre sabio no se alegra con la dicha ni se ve perturbado por la desgracia.
El Gran Camino no es difícil
para aquellos que no tienen preferencias.
Cuando ambos, amor y odio, están ausentes
todo se vuelve claro y diáfano.
Sin embargo, haz la más mínima distinción,
y el cielo y la tierra se distancian infinitamente.
Si quieres ver la verdad,
no mantengas ninguna opinión a favor o en contra.
La lucha entre lo que a uno le gusta
y lo que le disgusta
es la enfermedad de la mente.
Cuando no se entiende el significado
profundo de las cosas,
se perturba en vano la paz esencial de la mente.
El Camino es perfecto, como el espacio infinito
donde nada falta y nada sobra.
De hecho, es debido a nuestra elección
de aceptar o rechazar que no vemos
la verdadera naturaleza de las cosas.
No vivas en los enredos de las cosas externas
ni en los sentimientos internos de vacío.
Mantente sereno, sin hacer esfuerzos,
en la unidad de las cosas,
y tales falsos conceptos desaparecerán por sí solos.
Cuando tratas de parar la actividad
para alcanzar la pasividad,
el propio esfuerzo te llena de actividad.
Mientras estés en un extremo o en el otro,
nunca conocerás la Unidad.
Aquellos que no viven en el Camino único
fracasan en ambas: actividad y pasividad,
afirmación y negación.
Negar la realidad de las cosas
es no ver su realidad;
afirmar el vacío de las cosas
es no ver su realidad.
Cuanto más hablas y piensas acerca de ello,
más te alejas de la verdad.
Deja de hablar y de pensar,
y no habrá nada
que no puedas saber.
Volver a las raíces es encontrar el significado,
pero perseguir apariencias es alejarse del origen.
En el momento de la iluminación interior
se transcienden las apariencias y el vacío.
A los cambios que parecen ocurrir en el mundo vacío
los llamamos reales solamente debido
a nuestra ignorancia.
No busques la verdad;
tan sólo deja de mantener opiniones.
No permanezcas en el estado de dualidad;
evita cuidadosamente esas búsquedas.
Si queda rastro de esto o aquello,
de lo correcto o lo incorrecto,
la esencia de la Mente se perderá en la confusión.
Aunque todas las dualidades proceden del Uno,
no te apegues ni siquiera a este Uno.
Cuando la mente existe imperturbable en el Camino,
nada en el mundo puede ofender,
y cuando una cosa ya no puede ofender,
deja de existir el viejo modo.
Cuando no surgen pensamientos discriminatorios,
la vieja mente deja de existir.
Cuando los objetos del pensamiento se desvanecen,
el sujeto pensante se desvanece;
y cuando la mente se desvanece, los objetos se desvanecen.
Las cosas son objetos debido al sujeto,
y la mente es tal debido a las cosas.
Entiende la relatividad de ambos,
así como la realidad básica: la unidad del vacío.
En este Vacío ambos son indistinguibles
y cada uno contiene en sí mismo el mundo entero.
Si no haces ninguna discriminación
entre burdo y sutil,
no te tentarán
el prejuicio y la opinión.
Vivir en el Gran Camino
no es ni fácil ni difícil,
pero aquellos que tienen una visión limitada
son miedosos e indecisos:
cuanto más se apresuran, más lentos van,
y el apego no tiene límites;
estar apegado, aunque sea a la idea de la iluminación,
es desviarse.
Deja que las cosas sean a su manera
y no habrá ni ir ni venir.
Obedece a la naturaleza de las cosas (tu propia naturaleza)
y andarás libre y tranquilo.
Cuando el pensamiento está cautivo, la verdad se oculta,
pues todo es oscuro y confuso,
y la gravosa práctica de juzgar
trae consigo irritación y hastío.
¿Qué beneficio se puede sacar
de las distinciones y las separaciones?
Si deseas ir por el Camino Único,
no desprecies ni siquiera el mundo
de los sentidos y las ideas.
En realidad, aceptarlo plenamente
es idéntico a la verdadera Iluminación.
El hombre sabio no persigue ninguna meta,
pero el tonto se encadena a sí mismo.
Hay un Dharma, una verdad, una ley, no varias;
las distinciones surgen
por las tenaces necesidades del ignorante.
Buscar la Mente con la mente discriminatoria
es el mayor de los errores.
Actividad y descanso derivan de la ilusión;
en la iluminación no hay agrado ni desagrado.
Todas las dualidades proceden de ignorantes deducciones.
Son como sueños o flores en el aire:
es estúpido intentar atraparlas.
Ganancia o pérdida, correcto o incorrecto:
tales pensamientos tienen que ser finalmente
abolidos de una vez por todas.
Si el ojo nunca duerme,
todos los sueños cesarán naturalmente.
Si la mente no hace discriminaciones,
las diez mil cosas
son como son: de la misma esencia.
Entender el misterio de la Única esencia
es liberarse de todos los enredos.
Cuando todas las cosas se ven por igual,
se alcanza la esencia intemporal del Ser.
Ninguna comparación o analogía es posible
en este estado sin causas ni relaciones.
Considera inmóvil el movimiento
y en movimiento lo inmóvil,
y ambos, estado de movimiento
y estado de reposo, desaparecen.
Cuando tales dualidades dejan de existir
la propia Unidad no puede existir.
Ninguna ley o descripción
es aplicable a esta finalidad suprema.
Para la mente unificada, en armonía con el Camino,
cesan todos los esfuerzos enfocados hacia uno mismo.
Las dudas y las vacilaciones se desvanecen,
y vivir en la fe verdadera se vuelve posible.
De un solo golpe somos liberados del cautiverio;
nada se aferra a nosotros y
nosotros no nos aferramos a nada.
Todo está vacío, claro, autoiluminado,
sin el empleo del poder de la mente.
Aquí, el pensamiento, el sentimiento,
el conocimiento y la imaginación no tienen ningún valor.
En este mundo de Esencialidad
no existe ni el yo ni nada que no sea yo.
Para entrar directamente en armonía con esta realidad,
cuando las dudas surjan simplemente di: «No dos».
En este «no dos» nada está separado,
nada está excluido.
No importa cuándo ni dónde:
iluminación significa entrar en esta verdad.
Y esta verdad está más allá del aumento o
la disminución en el tiempo o el espacio:
en ella, un solo pensamiento dura diez mil años.
Vacío acá, vacío allá,
y sin embargo, el Universo infinito está
siempre delante de tus ojos.
Infinitamente grande e infinitamente pequeño;
no hay diferencia,
porque las definiciones han desaparecido
y no se ven límites.
Lo mismo pasa con el Ser y el no-Ser.
No malgastes el tiempo con dudas y argumentos
que no tienen nada que ver con esto.
Una cosa, todas las cosas:
van juntas y entremezcladas,
sin distinción.
Vivir en esta comprensión
es no estar inquieto a causa de la no perfección.
Vivir en esta fe es el camino hacia la no-dualidad,
porque lo no-dual es uno
con la mente que confía.
¡Palabras!
El Camino está más allá del lenguaje,
porque en él no hay
ni ayer
ni mañana
ni hoy.
Fuente: Osho. El Libro de la Nada
Recientemente he leído sobre la práctica zen de "no saber", a veces llamada "mente o mentalidad de no saber", "mente no sé" o "mente de principiante".
Consiste en alejarse de todos los prejuicios, creencias, opiniones, etiquetas con las que solemos catalogar la realidad que nos rodea, nuestros pensamientos y estados de ánimo; alejarse de nosotros mismos y del mundo exterior para centrarnos en el aquí y ahora, y abrirnos al vasto reino de posibilidades.
La "mente no sé", igual que la mente del principiante, es una mente libre de expectativas, juicios o prejuicios. Es una presencia de corazón abierto y de entusiasmo que nos permite prestar atención, escuchar atentamente y ver las cosas como realmente son sin filtros mentales.
La práctica de no saber es una forma de involucrarse en el momento presente en modo fresco, abierto, imparcial. Extremadamente útil cuando la mente y el ego se atrincheran en posiciones fijas de creer tener todas las respuestas correctas o cuando sufrimos el estrés de tener que resolverlo todo, de mantener nuestras posiciones y opiniones, de identificar todo lo que encontramos como justo o injusto, correcto o incorrecto, bueno o malo.
Aquí una guía rápida sobre cómo aplicar la "mente no sé", la técnica que Jack Kornfield explica en su libro "The wise heart":
Usa la práctica para aportar sabiduría a una situación de conflicto interno o externo.
Inicialmente empieza por sentarte. Más tarde podremos integrarla en situaciones sociales.
Siéntate en quietud, encuentra la posición cómoda, fácil y silenciosa, centrándote en tu respiración y/o tu cuerpo. Cuando te sientas estable, lleva tu menta diez años adelante. Reconoce que no sabes lo que sucederá entonces. Siente el no saber y relájate con el hecho.
Piensa en la tierra girando por el espacio con cientos de miles de personas naciendo y muriendo cada día… ¿De dónde viene cada vida? ¿Cómo empezó? ¿Dónde acaba cada vida? ¿Por qué estamos aquí
Hay muchas cosas que no sabemos. Siente la verdad de la mente que no sabe, relájate, acepta, ríndete, ámalo.
Ahora, lleva tu mente a una aflicción, interna o externa. Ten cuidado con todos los pensamientos y opiniones que tienes sobre cómo debería ser lo que ocurre, o cómo ellos deberían actuar.
Ahora reconoce que, en verdad, no sabes. Quizá la cosa equivocada te lleve a algo mejor. O lo correcto te lleve a lo peor. No sabes.
Considera cómo sería adoptar la mentalidad no sé para tratar con situaciones y otras personas. Siéntelo. No sabes. Sin opinión fija. Permítete querer entender lo nuevo. Acércate a ello con la mente “no lo sé”. Con franqueza.
Ahora responde: ¿Cómo afecta la situación la mentalidad de no saber? ¿La mejora, la hace más sabia, más fácil? ¿Más relajada?
Practica la mente no sé hasta que estés cómodo descansando en la incertidumbre, hasta que puedas reír y decir “no lo sé”.
Así de claro y directo al grano. El maestro zen japonés Taisen Deshimaru te recuerda una verdad ineluctable: la felicidad depende en la manera en que habitas el presente. No depende de las circunstancias externas ni de un futuro ideal. No depende de las cosas que vas a conseguir, de las personas que te están al lado y ni de los proyectos a los que aspiras. El aquí y el ahora son lo único real, lo único que tienes.
Vive cada instante con presencia plena utilizando todos tus sentidos.
Respira y sé consciente. Cada inhalación y exhalación es completa en sí misma.
Haz solo una cosa a la vez. Si comes, come. Si caminas, camina. Si bebes, bebe. Haz todas tus actividades diarias poniendo la máxima atención en cada una.
Deja ir el juicio y no catalogues el momento como bueno o malo, solo vívelo como experiencia pura.
Acepta lo que hay. La felicidad surge de no añadir resistencia ni deseo extra, deja que las cosas fluyan.
Hay una bonita historia budista que cuenta:
"Un hombre que cruzaba un campo se encontró con un tigre. Huyó y el tigre corrió tras él. Al llegar a un precipicio cayó en él pero pudo agarrarse con las dos manos a una raíz y quedó colgando del borde. El tigre le olisqueaba desde arriba gruñendo.
El hombre, tembloroso, bajó la vista y vio que muy abajo, al fondo del precipicio, otro tigre aguardaba para devorarle. Sólo la raíz lo sostenía. En ese momento dos ratones, uno blanco y otro negro, se pusieron a roer poco a poco la raíz.
Al mismo tiempo el hombre vio una suculenta fresa silvestre cerca de él. Aferrándose a la raíz con una sola mano, arrancó la fresa con la otra y se la metió en la boca. ¡Qué sabor tan dulce tenía!"
Hasta en los momentos más difíciles de la vida, siempre queda la posibilidad de saborear y gozar lo precioso de cada momento de tu vida.
Taisen Deshimaru, en el libro "Preguntas a un maestro zen", decía:
"Es nuestro espíritu el que crea el infierno o el paraíso aquí y ahora. Debemos crear el paraíso aquí y ahora. Si sufrimos, si dudamos, todo se convierte en infierno. Debemos construir el paraíso. Si nuestro espíritu está en paz, todo lo que nos rodea es el paraíso."
Sé feliz 🤍
El Buda dijo: "Sé una lámpara para ti mismo. No busques refugios externos".
No hace falta ir al otro lado del mundo en busca de la felicidad; no hace falta gastar dinero en hacer cursos de mindfulness o en contratar pseudo-sanadores para limpiar tu energía; no hacen falta apps, libros, maestros, gurús, religiones o creencias para ser felices.
La vida misma es tu maestra, tu eres el maestro. Cada experiencia, cada desafío, y cada momento de alegría es una oportunidad para aprender, crecer y sanar.
No busques fuera de ti, en el mundo exterior jamás vas a encontrar alguien o algo que te salve de tus problemas y de tus preocupaciones.
Asume pues la responsabilidad de tu vida, solo tu puedes sanarte. Y no, no vale jugar el papel de la víctima, nadie puede salvarte sino tú mismo.
El Buda dijo: "Sé una luz para ti mismo".
Todas las respuestas están en tu interior. Busca dentro de ti, encuentra la sabiduría, la claridad y la fuerza dentro de ti mismo. Tú ya eres la felicidad que buscas.
Aprende a confiar en tu luz interior y deja que te muestre tu camino.
Sé feliz 🤍
Quizás sea el ego el que busca un propósito para justificar su existencia, no algo que la realidad necesita para sostenerse. El ego quiere razones, explicaciones y significado para sentirse valioso o necesario. Además la sociedad en la que vivimos no acepta que tu seas una «mediocre», y está siempre empujándote a buscar ser una «persona especial», a «tener éxito», a «dejar una huella» en el mundo, alimentando tu ego.
En todo esto, la familia y tus creencias terminan por estropearlo aún más haciéndote creer que el propósito de tu vida es estudiar, trabajar, formar una familia, comprar una casa, jubilarte, tener nietos, envejecer y morir. Y si es posible, con más dinero y más posición social que tu vecino. ¡Vaya plan!
Pero la vida en sí misma no necesita justificación, simplemente es.
Cuando dejas de buscar un propósito impuesto por el ego, empiezas a vivir más libres, sin la carga de «ser algo» o «lograr algo» para validar tu existencia. Te darás cuenta entonces de una verdad profunda: que la realidad ya se expresa naturalmente, sin necesidad de un propósito. El propósito de la vida es vivir, nada más.
El propósito de la vida es vivir
Sí, así de simple. Disfrutar del viaje en lugar de obsesionarte con la meta final. Deja de mirar hacia adelante y empieza a observar lo que está sucediendo a tu alrededor. La vida es la suma de experiencias, y cada pequeño momento cuenta. Así que ¿por qué no disfrutar de lo que tienes en vez de estresarte por lo que falta?
Todo lo que estás haciendo en este momento es profundamente significativo en sí mismo. El propósito de la vida es vivir. Suena simple, pero a la vez lo abarca todo. Vivir es experimentar, sentir, aprender, equivocarse, reír, llorar, amar. No hay una sola manera correcta de hacerlo, pero quizás la clave sea hacerlo con intención, con conciencia y con ganas.
Recupera la espontaneidad natural que experimentabas de niña, abierta y conectada con el presente y confía en el desarrollo natural de la existencia, respondiendo a cada momento con apertura, curiosidad y entusiasmo. Este es el propósito de la vida.
Acepta la realidad tal como es, vive intensamente y con plenitud, y haz todo lo posible para garantizar una buena vida, amor y armonía para ti misma, para quienes te rodean y para el mundo.
Al final del día, lo que importa es disfrutar del camino, porque para eso estás aquí: para ser parte de esta aventura llamada vida.
Sé feliz 🤍
La magia ocurre cuando miras profundamente en la naturaleza.
Ese es en última instancia el objetivo de la vida: hacer que los latidos de tu corazón coincidan con el latido del universo.
No eres un ser separado, todas las cosas están relacionadas entre sí.
No puedes existir como un ser aparte, como una entidad independiente porque todo y todos dependen de los demás. Existes solo en relación a las personas, a las cosas, a las ideas.
La próxima vez que te sientes abrumada o desconectada, recuerda que eres parte de algo maravilloso. Este mundo está lleno de posibilidades, aprendizaje y conexión. La vida puede ser un viaje impredecible, pero cada día trae consigo nuevas experiencias y oportunidades para crecer. Recuerda mirar a tu alrededor, apreciar las pequeñas cosas, y nunca subestimar el poder de un gesto amable o una sonrisa.
Cuando entiendas esta profunda verdad, serás capaz de verte a ti misma en todo lo que te rodea y gozar de la profunda paz que surge al comprender que eres parte de este maravilloso mundo.
Solo tienes que mantener tus ojos abiertos y tu corazón listo para disfrutar de todo lo que la vida tiene para ofrecer.
En el momento en que empiezas un camino espiritual, una cosa a tener en cuenta es que estarás completamente solo. El camino es único para cada persona. Hay quien te puede acompañar, sostener, apoyar pero nadie puede hacer el camino en lugar tuyo.
Como bien decía Sawaki Roshi "no se puede intercambiar ni siquiera un pedo con otra persona". Esa es la verdad, hay que vivir la propia vida y no puedes pedir prestado ni siquier un pedo a otra persona.
Tampoco es fácil hablar de tu camino espiritual con los que están a tu alrededor porque en la mayoría de los casos no lo entenderán. De hecho, lo mejor es no hablar en absoluto, simplemente ser y seguir con la práctica.
Con el tiempo los que te rodean, familia, amigos, compañeros de trabajo, notarán tu evolución y tu autenticidad. Cuando alineas pensamientos, palabras y acciones con tu propio camino de despertar inspiras a otros con el ejemplo.
Por tanto, abraza tu soledad y confía en ti mismo.
Experiencia individual
Hay algo que se hace cada vez más evidente a medida que entras en tu interior, y es que el mundo que tu experimentas es el mundo que solo tu puedes experimentar, en el bien y en el mal.
Me explico: es importante que observes y acceptes que incluso cuando tu y otra persona miraís el mismo objeto o vivís la misma situación, tus historias, creencias y estados internos le darán un matiz diferente a la experiencia.
Tu puedes mirar un objeto desde una perspectiva y visión que puede ser distinta a la de los demás, puedes percibir sensaciones al ver una puesta del sol que son diferentes a las que percibe otra persona, cada una de tus experiencias es única y ninguna puede ser igual a la de nadie más.
Y no solo tus experiencias te apartienen en exclusivas, también tus creencias, tus opiniones, tu forma de pensar están destinadas a ser diferente a la de los demás.
Puesto que no puedes intercambiar nada de esto con nadie, estás completamente solo en tu mundo.
Por mucho que lo intentes, no puedes transferir ni compartir directamente tu percepción, tu experiencia o incluso algo tan básico como tu sensación corporal.
Tienes que recorrer tu propio camino en solitario y experimentar el despertar espiritual por ti mismo.
El mundo existe tal como lo percibes.
No es lo que ves, es cómo lo ves.
No es lo que oyes, sino cómo lo oyes.
No es lo que sientes, sino cómo te sientes.- Rumi
Existencia individual
Todo esto al principio supone un gran dilema: no quieres sentirte solo y quieres compartir aspectos de tu vida con alguien.
Desafortunadamente hay aspectos esenciales de tu vida y de tu camino espiritual que son completamente intransferibles. Nadie puede sufrir por ti, ni tampoco meditar por ti. Aunque alguien te ame profundamente, tu dolor sigue siendo tuyo y tu despertar también lo es.
Por cuanto desahogues tus problemas y sufrimientos interiores con la persona amada, ella nunca podrá experimentar tu dolor ni ayudarte a superarlo. Puede escucharte pero nunca llegará a entender completamente tu estado emocional interior.
El límite de las palabras
Como te dije al principio del post, por más que intentes explicar lo que sientes o piensas, siempre hay un desfase entre la experiencia y las palabras. La verdadera comprensión va más allá del lenguaje, la encuentras en el silencio, en la experiencia directa, en la conexión intuitiva con lo que es.
Estas radicalmente solo en tu experiencia, pero eso no es algo negativo, más bien, es una invitación a asumir tu existencia de manera directa y auténtica. Eres único, eres especial.
¿Has pensado alguna vez en la muerte? ¿En la tuya?
Lo sé, no es algo muy natural pensar en algo así, preferirías pensar en que ponerte para la boda de tu amiga o donde ir de viaje las próximas vacaciones. Lo entiendo perfectamente. Pero reflexionar sobre la muerte de forma habitual te ayuda a saborear la vida de una forma distinta y te motiva a vivir de manera más plena.
Los estoicos decían «Memento Mori», recuerda que morirás. No hay nada más cierto de esto y nada más cierto para todos los humanos, independientemente de la raza, el sexo, la edad, la religión, las creencias. Todos vamos a morir tarde o temprano, tu también.
Recuerda que morirás
Esta es la cuestión, si la muerte es presente en tus pensamientos, sabrás que la vida es un regalo y harás todo lo posible para aprovechar el momento y no desperdiciar ningún instante.
En la práctica esto significa: no ahorrar una sonrisa, un gesto gentil o una palabra de amor.
No esperar a llamar a una amiga, pedir perdón a quién has herido y perdonar a alguien que te ha hecho daño. No tener miedo a intentar cosas nuevas, a perseguir tus sueños. No dejar de aprender, de emprender y desarrollar la creatividad.
El tiempo no espera a nadie. Aprovecha cada momento como si fuera el último que te queda por vivir.
Recuerda que vas a morir y pon todas las cosas en sus debidas perspectivas: los problemas cotidianos se quedan pequeños y las preocupaciones inútiles. ¡Qué liberación!
Todo tu sufrimiento se queda insulso y trivial ante la grandeza de la muerte.
Atrévete a vivir
¡Atrévete entonces a vivir!
Vive sin malgastar el tiempo, sin miedo a fracasar, sin angustiarte por el futuro.
Ama, ríe, juega, explora, sonríe.
Cultiva la compasión y un buen corazón y sobre todo no olvides cuidar de tu interior para generar paz mental y ser feliz.
Vive cada momento como si fuera el último y haz que tenga sentido.
Los demás te recordarán por lo que dejastes en sus corazones, no por tu éxito laboral, tu ropa, tu casa y tu cuenta bancaria.
Cada mañana cuando te despiertas, sé agradecida por estar viva. Celebra la vida y sé agradecida por las personas que amas, por el sol, la lluvia y la naturaleza; sé agradecida por la comida, por tener un techo, por poder respirar. Utiliza la muerte como inspiración para experimentar lo mejor de cada instante, depende de ti disfrutar cada día del tiempo que tienes.
La muerte es tu aliada en la búsqueda de sentido
Morir es, irónicamente, lo único cierto en la vida. Pero, mientras estés viva puedes hacer algo increíblemente poderoso: elegir cómo vivir. Recordar que tu existencia es limitada te puede ayudar a tomar decisiones más sabias, a rodearte de las personas que realmente importan y a dedicar tu tiempo a lo que te llena de verdad.
Así que, amiga, recuerda que morirás. Pero mientras tanto, ¿qué tal si decides ser más entusiasta, más amable y más auténtica? Vive intensamente, ríe mucho y deja una marca positiva en este mundo. La vida es el mejor regalo que tienes y es demasiado corta para no aprovecharla.
¡Te deseo una larga vida!
La ansiedad intangible es como una multitud de pensamientos negativos, pesados y dolorosos que se enredan en el alma. Es un papel arrugado en lo que no hay nada escrito. Existe pero es indescifrable, existe pero es inexplicable, existe pero es intangible.
La ansiedad intangible es un producto defectuoso de la mente. No es real, no se puede tocar, pero actúa como si lo fuera, bloqueando la percepción objetiva de la realidad, impidiendo al cuerpo relajarse y a la mente aquietarse.
Es una sensación difusa de inquietud, incertidumbre, miedo, preocupaciones sin un motivo específico. La ansiedad intangible es como caminar sobre un hilo colgando al vacío sin oportunidad de agarrarse a nada. Es un producto de la imaginación que parece real, una angustia que presiona el pecho y deja sin aliento.
Si alguna vez en tu vida lo has experimentado, sabrás de qué estoy hablando. Hay que vivirlo para entenderlo y necesitas ser capaz de observarlo tal y como es, un producto de la imaginación, para poder superarlo.
La ansiedad intangible, una historia zen
Un día, el discípulo Huike se decidió a compartir sus problemas con Bodhidharma.
«Mi mente siempre está llena de angustias —dijo—. Por favor, ayúdame a aquietarla.»
«Yo te calmaré esa angustia —contestó Bodhidharma—. Pero antes tráeme, para que yo las vea, todas y cada una de estas angustias. Si eres capaz de hacerlo y de decirme: “Estas que ves aquí son las angustias que tanto me pesan”, yo estoy seguro de poder calmarlas.»
Al oír estas palabras, Huike tuvo como una especie de revelación. Esas angustias estaban en su mente. En realidad, eran intangibles. Sus miedos eran intangibles y, sin embargo, se aferraba a ellos.
Y fue así como Huike se dio cuenta de que aquel aferrarse era en vano.
Libérate de la ansiedad intangible
En el momento en que te das cuenta que la ansiedad que pruebas está solo en tu imaginación, puedes liberarte de ella. La mayoría de tus miedos nunca ocurrirán así que no hay necesidad de preocuparte por cosas que todavía no han sucedido. La mayoría de tus angustias son intangibles, son inventos de tu mente. Vuelve al momento presente, expira, inspira, siente como estas a salvo en este preciso instante.
La mente inventa mil maneras para sabotear la confianza que tienes en ti mismo, no te aferres a ningún pensamiento negativo que surja. Déjalo pasar, no le prestes atención y sobre todo no le creas. A veces eres tú mismo la que plantas la semilla de la duda y la riegas constantemente. No malgastes tu tiempo perdiéndote en el laberinto mental que te has construido.
Redirige tu energía al momento presente, a la realidad que estás viviendo y ve paso a paso.
Expira, inspira, respira
Cada vez que sientes aflorar la ansiedad o cualquier otra emoción negativa, párate a respirar.
Siéntate en un lugar tranquilo, expira dejando salir lentamente todo el aire que tienes en los pulmones, luego cuando lo haya sacado todo inhala con naturalidad.
Para este ejercicio sencillo de expirar e inspirar, concentra tu atención en la parte inferior de tu abdomen, justo debajo del ombligo. Cuando inhalas esta zona del cuerpo se infla como un globo y cuando exhalas se retrae hacia el interior, es la respiración abdominal. Sigue este proceso el tiempo necesario para que tu mente se calme y tu cuerpo se relaje.
Durante la respiración tus pensamientos seguirán aflorando, déjalos pasar sin aferrarte a ellos. Solo obsérvalos y déjalos ir, como nubes en el cielo. Si te distraes, vuelve a enfocarte en la respiración.
Repite este ejercicio de concentración en la respiración cada vez que te sientes angustiado y recuerda que tu no eres tu ansiedad, no eres tus emociones negativas, no te identifiques con tus pensamientos.
Tu eres más que estas sensaciones.
Ámate todo lo que puedas y confía en ti mismo.